El 11 de julio fue detenido en la ciudad
de Maracaibo del estado Zulia, un compañero anarquista por participar en la
defensa de su comunidad ante los ataques de la Policía Nacional Bolivariana
(PNB) y funcionarios públicos adscritos al sistema de Metro de esa ciudad. Para
preservar su integridad física usaremos el nombre de “Cómplice del fuego”
Conversamos con él después de salir del
sitio de reclusión, actualmente está bien, animado y participando en la Rebelión
Popular, aquí les dejamos la entrevista:
- Para
iniciar esta conversación, ¿Qué te llevo a participar en las protestas?
Desde hace
muchos años, he participado en diversos tipos de protestas. El hecho de
defender mis ideas en conjunto con los demás, ha sido para mí, el eje principal
en el que se desarrolla mi postura en la sociedad. Asumí para mi vida el
ideario anarquista, eso se traduce en un sistema de valores en los que se
sostienen los principios que orientan las distintas vicisitudes de la
participación social. La coherencia entre discurso y acción, es el elemento medular para una práctica
consecuente de nuestras ideas.
Asimilar
principios involucra también una serie de compromisos, los cuales están
adheridos a nuestro accionar cotidiano en forma de elección y decisión, basados
en esto, la lucha queda internalizada y se encuentra inherente en el campo
social. Quedarse de brazos cruzados ante situaciones de tensión colectiva, no
es cónsono con el ideal libertario.
Las
convocatorias, aunque en su mayoría imbuidas por el carácter representativo de
la democracia (debate de algidez en el anarquismo), están compuestas por
elementos sociales donde se evidencia una fuerte desvinculación entre las
personas y el marco típico del liderazgo político. De esta manera, la gente adopta
nuevas formas de organización social, en las cuales se aprecian elementos que
forman parte del esquema teórico del anarquismo, tales como: solidaridad,
respeto y apoyo mutuo. Como enemigos de la autoridad coercitiva, el poder y el
Estado, considero que es nuestro deber como libertarios es acompañar al pueblo
en esta gesta sin precedentes, y aportar, desde nuestra visión, herramientas
que ayuden a fortificar la lucha contra la tiranía.
- ¿Has
vistos rasgos o características entre la forma de organizar la protesta y
el pensamiento libertario?
Absolutamente
sí. De hecho, tal sintonía ayuda a reforzar una aseveración propia del
movimiento anarquista: “Si los principios se practican, no importa que no se
llame anarquía”. Ahora, en materia de análisis, la organización de la protestas
se encuentra vinculada a criterios de la acción colectiva. Las personas se
agrupan y actúan en torno a objetivos comunes, se plantean metas y se trazan
programas de acción. Todo ello al margen del clamor partidista que, como es bien
sabido, busca reorientar la energía de la acción colectiva para encausarla en
estrategias de poder y ascensión política.
La crisis
estructural en la que se encuentra sumergido el país, ha creado las condiciones
para una organización autónoma y coherente con las exigencias de los diferentes
sectores de la sociedad. La representación política esta trascendida, la brecha
entre sus propuestas de reforma y las peticiones reales, van en detrimento con
las vindicaciones de una sociedad que se maneja a través de un sentimiento
común: la salida del gobierno dictatorial de Nicolás Maduro.
Las comunidades
organizan sus acciones, crean redes de afinidad, comunicación y defensa. Se
organizan de manera horizontal y gestionan sus recursos en aras de las
necesidades inmediatas de la comunidad en cuestión. La utopía es real.
- ¿Cuándo
fuiste detenido?, ¿puedes contarnos un poco sobre cómo ocurrió?
Fui detenido en
pasado 11 de Julio del presente año (2017) aproximadamente a las 4:00 pm. La detención ocurrió en el sector donde vivo,
específicamente en la calle Falcón, lugar muy concurrido por las protestas y donde
confluyen varios sectores colindantes a la zona. Había un llamado general a los
denominados “trancazos”, la convocatoria se dio a través de las redes sociales
entre participes concurrentes de las manifestaciones en ese sector.
Eran las 11:00
am cuando me encontraba con otro compañero (también libertario, ya tendrán
oportunidad de leer su relato) en las actividades de las protestas. La
cooperación es de manera natural, las barricadas, los potes con vinagre, entre
otras cosas. Todo sin imposiciones, cada quien según su disposición y capacidad.
Con el correr de
las horas, la calle se llenaba de personas, la cantidad era increíble. Recuerdo
que bromeamos al respecto “no hay policías para tantas personas”. Pasado el
mediodía, la gente de la comunidad, tenía como costumbre hacer una especie de “verbena
solidaria” donde se preparaba comida para todo el que quisiera. La gente ofrece
agua, comida e incluso, nos abren las puertas de sus casas.
La algarabía no
dura mucho, a cien metros de nosotros se instala un pelotón del Cuerpo Policial
Bolivariano del Estado Zulia (CPBEZ). Siglas que generan estremecimiento entre
los marabinos, por su conocido historial de abusos.
Las
provocaciones empiezan, nos insultan y nos retan. Hacen cualquier cosa para
sacar todo de balance y así justificar la represión. Algo que hay que destacar,
es que entre los grupos antimotines, había funcionarios grabando con celulares
y al mismo tiempo espitaban insultos y amenazas “ríanse malditos guarimberos”
“espera que te agarre maldito” y de esa manera, se conducía la protesta.
Los gases
empezaron, los policías querían dispersarnos, disparan bombas y perdigones, gas
lacrimógeno y de pimienta, uno más fuerte que el otro, pero siempre asistidos
por personas con voluntad y ganas de cooperar.
La protesta
llego a su punto más álgido, los
antimotines empezaron a avanzar hacia nosotros, disparando y arrojando cosas,
al momento de retirarnos, cuatro motos nos emboscaron por una calle cuyas
barricadas las quitaron funcionarios escondidos.
Vi la moto venir
hacia mí, y la mirada del policía puesta en mi persona, era su objetivo.
Intente esquivar la moto, pero son muy rápidas; avanzo a toda velocidad y la
atravesó en mi camino, colisionando con mi pie derecho, ocasionándome una
lesión. Ya en el suelo, bastante golpeado por la moto y la velocidad con la que
caí al asfalto. Me quede en el suelo en posición fetal, me cubrí la cara pues
sabía lo que venía. Dos policías me daban patadas en las costillas y en el
estómago, “súbete a la moto maldito” yo ya no podía ni pararme. Me tomaron en
peso y me embarcaron a la moto casi desmayado (escuchaba gritos lejanos: “¡no
le des tanto, llévatelo y ya!). El policía que me subió a la moto, me rodeo el
cuello y el estómago con sus brazos mientras que el de adelante, me daba golpes
con su codo al mismo tiempo que conducía (Que habilidad para la tortura, si
Maduro lee esto, de seguro lo condecora).
Casi desmayado
me llevaron a un galpón cerca del escenario de protesta. Yo estaba muy débil y
no podía bajarme de la moto, pues me bajaron a golpes… caí al suelo. Me levante
como pude e intente acomodar mis lentes. Mala idea, el policía me los arranco y
los hizo añicos en mi cara (todo siempre acompañado de insultos). Le grite que
necesitaba esos lentes para ver, que no podía estar sin ellos. De nada sirvió,
solo se burlaba y me decía “ahh pero para lanzarme bombas no estas ciego,
maldito guarimbero”.
Luego de largas
horas con cosas similares a esas (largo rato esposado, me quedaron marcas), nos
trasladaron a un comando policial llamado IRAMA. Allí me presentaron y me
anularon de todo, pero al cabo de un rato, pude conseguir que me dieran una
llamada y notificar a mis familiares (los cuales no pude ver en ningún momento
sólo hasta que fui liberado). Me detuvieron a las 4:00 pm, a las 10:00 pm fue
que pude llamar a mi casa.
La ONG defensora
de los derechos humanos “Foro Penal Venezolano” se apersonó al comando,
dándonos orientaciones y levantado la moral de los que allí estábamos. Pasadas
las 24 horas, durmiendo en el piso, comiendo y bebiendo lo poco que le dejaban
pasar a nuestros familiares, finalmente pudimos salir. En esas situaciones, los
minutos son horas. Estaba golpeado y débil, pero contento de haber salido con
la frente en alto.
- ¿Cómo
fue la reacción de las otras personas privadas de libertad?, ¿hubo acciones
de solidaridad?
Conmigo
cayeron cuatro personas más, entre ellos
un amigo. Todo pasó muy rápido y la gente estaba muy asustada, no los culpo,
ellos tienen las armas y pueden destrozar la vida de quien sea.
En el camión,
luego de los golpes y las humillaciones, salía una que otra sonrisa, nos
contábamos cosas y nos burlábamos de nuestra suerte. Compartíamos todo. Si un
familiar enviaba un pan, ese pan era partido en cuatro partes para que todos
pudiéramos comer. Unos más optimistas que otros: “tranquilo compa, en cualquier
momento salimos” como también se decía “nos van a juzgar en un tribunal
militar”. La incertidumbre cortaba como cuchillo. Luego de todo, los “malditos
guarimberos” se hicieron buenos compas, y aquí esta uno, contando a rabiar parte
de lo sucedido.
- ¿Estas
siendo juzgado o tienes orden de presentación?
La decisión de
lo que pasaría con nosotros era un debate interno del comando, ya que algunos
eran de “oposición” y otros adeptos al gobierno. Al principio me intentaron
imponer cargos que no correspondían a mi detención, algunos que recuerdo:
Alteración del orden público, ataque al centinela, fabricación de artefacto
incendiario, entre otras cosas. Los negué todos.
Me reseñaron,
con foto, expediente y huellas. Luego de la participación de los abogados, me
hicieron firmar una carta de compromiso y orden de restricción al área donde me
detuvieron. Según ellos, no me puedo acercar a esa área ni me puedo involucrar
en “hechos violentos” nuevamente.
- ¿Cómo
es vivir en el Zulia?, ¿Vale la pena arriesgar tanto?
El Zulia, en
específico Maracaibo que es donde habito, es un municipio abarrotado por el
exponencial crecimiento de la población. La densidad demográfica del Estado
Zulia, cultiva una inmensa diversidad de culturas y modos de vida. Es una
ciudad compacta y calurosa, con ínfulas de metrópolis. Está llena de policías y
bancos; de instituciones y comercios. Es importante destacar el intercambio
cultural que se vive en sus calles debido a que es una ciudad fronteriza. Mas
allá de una densa capa de apatía y mal humor, se encentran personas nobles, de
carácter y temple característico de la ciudad. Vivir en la ciudad del sol amado
es difícil, como lo es en cualquier ciudad de Venezuela. La diferencia radica
en cómo se aborda la realidad.
Vale la pena,
vale el tiempo y los sueños. La vida para mí no es inercia en los rieles de una
rutina. El modo en que se vive, debe ser una consecuencia directa de tus ideas,
poner en práctica los principios que elegimos para dirigir nuestro camino.
Nuestras ideas, son el timón que direcciona nuestro accionar. La defensa de
nuestra libertad individual, está compuesta por nodos de afinidad donde la
praxis colectiva se entrelaza a nuestro ideario.
Fotografías donde se observan las marcas dejadas por las esposas
- ¿Consideras
que estamos en una Rebelión Popular?
Estamos en
rebelión popular, y somos testigos de ello. Esta expresión no es más que la
respuesta a una crisis que responde a factores estructurales. La ruptura del
orden social, es la fuga del carácter sectorial que responde a los derechos
ciudadanos que, al verse vulnerados por dictámenes de la dictadura; emergen de
manera espontánea focos de insurrección social, los cuales derivan y se
ramifican en gestas de reivindicación social, donde lo colectivo y lo
individual, se mimetizan para darle forma a una gesta popular que persigue
objetivos en común.
- ¿Cuál
es tu opinión sobre los “autoconvocados” y “grupos de la resistencia”?
Cuando se hace
un contraste entre las protestas del año 2014 con las del año en curso; se
pueden evidenciar ciertos rasgos que, aunque sutiles, marcan diferencias entre
ellas. En primer lugar, las convocatorias en el contexto actual, a diferencia
del año 2014, están siendo vociferadas por la sociedad civil organizada. En
segundo lugar, el tinte político que se endosa al partidismo, está cada vez más
diluido y sin fuerza. En este caso, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) se
erige como una oposición colaboracionista y acomodada. Se aleja cada vez más de
ese pueblo que se deja la piel en las calles, de los detenidos, de los caídos;
de la gente que muere de hambre o se muere en una sala de espera porque no hay
insumos para atenderle. A esas personas, no les reconforta un dialogo, una
negociación de poderes; ellos exigen un cambio profundo en la estructura
social.
Con respecto a
los grupos de resistencia, desde mi punto de vista, son la punta de lanza en
esta gesta social que busca la transición de un gobierno. No sólo, por el hecho
de empujar la salida de la dictadura, sino por el mensaje que le dejan a los
gobiernos que vienen: “Aquí hay gente que se organiza, que se defiende y que
ataca”.
La organización
que se maneja en los grupos de resistencia no tiene precedentes, la autonomía
se funde de manera natural entre los que participan en dichos grupos. La
gestión es horizontal y las decisiones son asamblearias. Por lo general estos
grupos operan en conjunto con la comunidad donde hacen vida.
Se preparan para
la defensa y para el ataque, crean su equipamiento de manera artesanal haciendo
uso de los recursos que se tengan a la mano (esto no impide que el acabado de
los quipos sea de calidad). Están comunicados y documentados, los mueve la
convicción y el pensamiento de una Venezuela mejor. La resistencia está
escribiendo la historia.
- ¿Qué
opinas tu sobre los “anarquistas” que guardan silencio sobre Venezuela,
para no apoyar a una supuesta “derecha”?
El esbozo
teórico del anarquismo deja algo muy claro: Estamos en contra de todos los
gobiernos. Partiendo de este postulado, la militancia anarquista le hace frente
a cualquier forma de gobierno, bien sea si se proclama de derecha o de
izquierda. El Estado es la principal razón de las disparidades sociales y las
relaciones de poder que nos bifurcan, por ende, es nuestro enemigo.
Los anarquistas
que actualmente se hacen de la vista gorda ante los acontecimientos,
sencillamente no han entendido nada. No comprendieron los principios que une a
los libertarios. Justificar la represión de un gobierno sólo por el hecho de
que éste enarbole su discurso en la “izquierda” es algo que se aleja del
pensamiento anarquista. No hay una
derecha que ataca a una izquierda; hay pueblo noble que defiende sus derechos,
que se resiste a la dictadura, y que busca cambios en la sociedad que los
junta. Y en este proceso, de emancipación y lucha, donde los anarquistas
acompañamos con solidaridad y apoyo mutuo, los cambios que se generan desde las
bases en el tejido social.
- ¿Cuál
debería ser la actitud de los anarquistas y libertario en esta coyuntura?
Es nuestro deber
como anarquistas acompañar e impulsar la revuelta. Atender desde todos los
ámbitos la gesta popular contra la tiranía. Debemos compartir la información
acerca de lucha y defensa que por historia, definen al anarquismo. Conocemos
formas de organizar y estructurar movilizaciones en torno a la autonomía y el
desarrollo horizontal de los movimientos sociales. La música, los autores, y
toda la literatura que ha marcado nuestro crecimiento cultural e intelectual,
son ahora nuestras herramientas para hacerle frente a la dictadura.
Conocemos de
propaganda y contrainformación, sumamente vital para deslástranos de la
hegemonía comunicacional que el gobierno de Maduro a instalado en el país. El
anarquismo es un catálogo de herramientas para la organización social. Derramar
nuestro mensaje en la medida que luchamos codo a codo en las comunidades, dará
validez y veracidad a nuestro discurso.
- Para
finalizar… ¿Qué te gustaría agregar?
La utopía es
real, los trovadores no se equivocaron. Desde estas líneas, envió un fuerte
abrazo de solidaridad a todos los compañeros en resistencia. A todos los
compañeros que han sufrido los abusos y las vejaciones del Estado, a los que
resisten con el estómago vacío, a quienes lloran a un familiar caído. A los
señores que trancan su calle, a los que se quitan el pan de la boca para
dárselo a otro que las pasa mal. Vale la pena cada segundo en la lucha.
En especial,
quiero mandar toda mi fuerza a esos compañeros que están detenidos, los que
cargan en sus espaldas una condena de décadas sólo por disentir ante este
gobierno tirano. No puedo ni siquiera imaginar el dolor que afrontan, pero si
de algo sirve para un poco de tranquilidad; en la calle somos muchos los que no
olvidamos, que seguimos en pie, que luchamos, que valoramos a aquellos que
dieron su vida por esta lucha. Ojala, que al saber que aun gente que lucha y
espera su libertad, puedan sentirse menos solo. Un abrazo, nos vemos en las
calles.